Gracias a la vida que me ha dado tanto
Gracias a la vida que me ha dado tanto, me dio dos luceros que cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, y en el alto cielo su fondo estrellado, y en las multitudes el hombre que yo amo. - Violeta Parra Sandoval
Hoy comienzo este texto con la primera estrofa de la canción "Gracias a la vida" cantada por Mercedes Sosa, cuya compositora es Violeta Parra Sandoval, ícono de la música latinoamericana.
Siempre me traslado a un espacio de mucha gratitud y profunda emoción cuando escucho y/o canto esta canción. Sí, no todos lo saben, pero me gusta cantar. Cuando tengo días felices, recuerdo esta canción y la canto; y a veces, cuando tengo días no tan felices, también me acuerdo de esta canción y la canto. Lo hago como si fuera un mantra, un rezo, un recordatorio de que estoy viva y que puedo sentir, que puedo hoy elegir recordar que estoy en este cuerpo viviendo esta vida que me ha tocado.
Lo que nos toca a cada uno
Sí, a veces no elegimos lo que nos toca. Podemos tener un cuerpo que hubiéramos querido que fuera diferente, podemos tener una enfermedad que quisiéramos no tener, podemos acompañar procesos de enfermedad y de sanación de nuestros seres queridos, lo cual hubiéramos preferido no elegir, si existiera la simple posibilidad de elegir en lo que respecta para nuestra vida y la de nuestros seres queridos. Sin embargo, nos ha tocado y vivimos con ese dolor, esa carga, ese duelo, esa pérdida, eso que nos ha tocado. Lamentablemente, sabemos que muchas veces la vida no es justa y en muchas ocasiones solo es injusta.
Hace unos días, escuchaba a un reconocido psicólogo argentino, Gabriel Rolón, y él hablaba sobre la felicidad, mencionando lo siguiente: "La felicidad es la sensación que nos invade en esos instantes en que la vida parece ser un poco menos injusta". Y qué agregar a esa maravillosa reflexión de un especialista en salud mental... Entonces, yo me pregunto, ¿puedo ser feliz con esta vida que me ha tocado? Creo que es algo por lo que nos toca trabajar a cada uno desde nuestro lugar. Nadie puede intentar ser feliz por mí, ni puedo forzar al otro a ser feliz a través de mí. Yo entiendo el camino como algo individual. Por supuesto, el amor de nuestra familia, de nuestros seres queridos, todos esos seres que hacen de nuestra vida algo especial, hacen que nuestra vida sea perfecta gracias a su existencia. Esas compañías nos han hecho, nos hacen o nos harán un poco más felices o quizás nos hagan encontrar ese espacio, ese momento donde la vida es un poco menos injusta con nosotros y con nuestros seres queridos. Ahí está la felicidad.
¿Y si me siento solo? ¿Y si me siento sola?
¿Tendré que hacer algún cambio a mi alrededor, en mis vínculos? Sí, te recomiendo un único, primer e importante cambio: renovar, recrear, reencontrar el vínculo contigo misma o contigo mismo. Sé que en este blog reitero mucho el autocuidado y el volver a uno, pero creo que venimos a este mundo solos y nos iremos solos. Es muy probable que nos hayan acompañado nuestros padres o cuidadores responsables al nacer y es probable que, cuando nos toque nuestro momento de partir, también nos acompañen nuestros seres queridos. ¿Y qué pasa entre el punto de partida y el punto de llegada? Entre un punto y el otro nos pasa algo que llamamos "vida". Sí, se nos pasa la vida buscando cómo cambiar el mundo, cómo cambiar a nuestros amigos, cómo cambiar a nuestra pareja, cómo cambiar a nuestros hijos. Y eso es algo irreal y que no es responsabilidad nuestra. Solo podemos cambiar algo dentro de nosotros, porque en la primera respiración hay un ser que rompe en llanto encontrando un mundo totalmente nuevo y desconocido, y en nuestra última respiración solo seremos aquello que hemos dejado en este mundo, aquello que hemos compartido, aquello que hemos hecho o no hecho.
Se nos pasa la vida
Se nos pasa la vida lamentando lo que nos ha tocado y, por terrible y doloroso que haya sido, que esté siendo o que sea en un futuro, en el medio estamos nosotros y nuestra relación con nosotros mismos. ¿Quiero vivir en la oscuridad, en el dolor eterno? ¿Cómo quiero vivir? ¿Quiero vivir así? ¿No quiero vivir así? Si alguna de estas preguntas te la has realizado y te sientes angustiado o deprimido, pide ayuda. No hay nada más bello que la vulnerabilidad propia de un ser humano en estado de total autenticidad. "No puedo más". "No sé cómo salir adelante". "No sé si puedo". Todo lo que sientas siempre es válido. Sientes lo que sientes y no puedes ir en contra de ello. Lo sientes y eso es real, eso está sucediendo. ¿Qué puedes hacer para ayudarte a ti mismo? Pedir ayuda. Llama a un familiar, a un amigo, a un vecino, a quien tengas a mano. Pide ayuda, como te salga. Y si sientes que alguien te juzga, sigue pidiendo ayuda, encontrarás a esa persona que esté dispuesta a ayudarte sin vueltas.
El duelo y sus etapas - Recomendación de podcast: Psicología al Desnudo
Hace unos días, mientras escuchaba el podcast de Psicología al Desnudo, de Psi Mammoliti, en su episodio (T1 E20 - El duelo y sus etapas: navegando el proceso de pérdida) entendí mejor el término de resiliencia. Te recomiendo que escuches el episodio porque, además de abordar el duelo y sus etapas, se explica la capacidad que todo ser humano posee para adaptarse frente a un agente perturbador o a un estado o situación adversa; aquellos que son de los más dolorosos.
Gracias a la vida
Hoy, además, quiero dedicar un espacio especial a la gratitud. Solo quiero agradecer. Hay tanto, pero tanto que doy por sentado en mi día a día que hoy solo quiero cerrar este texto con inmensa gratitud.
Hoy me encuentro acostada en mi cama junto a mi gato, Coco, y registro este momento único donde tengo el resguardo y un espacio hermoso para un pleno descanso.
Hoy me encuentro engripada y pude acostarme temprano porque mi trabajo así lo ha permitido. Sí, agradezco profundamente el tener donde dormir abrigada y cómoda, y hasta en buena compañía.
Hoy cené una sopa que preparó mi esposo, quien cuida que todos en casa estemos bien, quien me comprende aún en mis peores momentos.
Hoy compartí mi día entero con un hombre maravilloso, mi esposo Javier. Y sí, lo presumo porque realmente es un ser hermoso. ¡Gracias por compartir tu vida con la mía!
Hoy trabajé en mi casa, parte en la cama, parte en el sofá y parte en el escritorio porque no me sentía muy bien. Tuve la gracia de no tener que moverme de casa y poder trabajar a mi propio ritmo en una labor que disfruto y hago con mucho amor.
Hoy agradezco a nuestros clientes, alumnos y todas las personas que nos recomiendan día a día, a cada ser que aporta con su granito de arena a que nuestra empresa crezca y genere trabajo.
Hoy también agradezco a quienes trabajan con nosotros, quienes confiaron y confían en el potencial de nuestra empresa.
Hoy agradezco la salud de mis seres queridos, de mis amigos, de mis conocidos y, claro, mi propia salud, la que hoy me ha pedido que me acueste temprano. Es por eso que hoy escribo antes de las 10 pm en gratitud.
Hoy no creo que haya un mundo girando sin seres maravillosos en gratitud por esta oportunidad de hoy sentir y estar vivos.
Y hoy, como dice la canción, cierro este texto diciendo: gracias a la vida que me ha dado tanto.
Comentarios
Publicar un comentario